domingo, 7 de diciembre de 2008

CANTO A MI PADRE, Poema de Salvador Pérez

Salvador, es el padre de la jovén promesa almeriense José Maria Pérez Beltrán.



Salvador Pérez


CANTO A MI PADRE




La historia, vieja, desmemoriada y cruel,

se olvidó de ti,

con desatenta sonrisa

pretende dejarte como placa

el mármol que acabe tus horas,

pero yo,

he venido a hacerte justicia, PADRE,



Piyayo de las poesías,

llevabas el verbo caliente

a la manos ciegas,

que te golpeaban

como rotundas puertas.

Artífice y obra

buscando el guiño cómplice,

siempre escurridizo.

TENGO LA RABIA DEL NIÑO AGRAVIADO

Y EL DESCONSUELO DE LOS ASILOS.

Te recuerdo en tertulias de aguachirle,

queriendo las formas, en boina y bastón,

y buscando palmas mercenarias.

¡Migajas de Lázaro!

No necesitas de fétidos alientos,

ni corazones miopes,

PORQUE TÚ, ERES BRISA, OLA DE MAR,

BESO CERTERO, LUNA DE MAYO…

Si, tengo pena y cólera,

de hijo dolido, PORQUE SOY ESE.

ello ya lo anticipé.

¡Oh Dios! ( el vocativo no implica nadie ).

Ahora, en este momento que ya es otro,

tu armadura de guerrero implacable

se marchita junto a tu corazón de lobo

y a tu ya mencionado de poeta.

Esta terna, algo dice de ti, no todo.

Fuiste don quijote,

tuviste molinos y Dulcinea,

y fuiste Sócrates,

tuviste cicuta y traición.

Supiste amar con tesón y sin medida,

por ello, tus descendientes sabemos besar,

y tu mujer y mi madre, no te desprecia,

casi nada es caprichoso,

tú y yo lo sabemos.

En tus profundos ojos, acaso,

he visto el resentimiento

de un alma soñadora atrapada

por invisibles cadenas de obediencia.

Podría mentir,

y decir, que he hablado a tu dios

para que la nave de ultra cielos

rompa con su quilla todas las estrellas

y te lleve a tus prados de amapolas líricas,

pero no he sabido, por ello reconstruyo esta estrofa,

que fue final de otro, menos infausto y mas increíble.

No he de hablar de lo que desconozco,

no tengo costumbre del Otro Lado.

¡Aquí, y ahora, en la tierra, con todo

desnudo mi corazón,

que desangra

rodeado de zumbidos y voracidad de moscas!

En el ápice de eternidad que alcanza

desde el alba del cadalso

hasta el ocaso del gólgota

te habré susurrado estas palabras;

Inevitablemente, sin buscarlo,

estarán todos,

no han faltado a la cita

de la sangre y la espada en siglos,

así,

algo también se ha de modificar

en la reinventada historia de los hombres.

SOLDADO, ME DISTES LA VIDA Y LA MANO.

HE AQUÍ TU NOMBRADÍA,

ESTA ODA, Y MI VENGANZA.

escuchala con musica CANTO A MI PADRE


No hay comentarios:

Publicar un comentario